
El origen de esta
fiesta es el siguiente: Las biografías de San Bartolomé cuenta que, estando
predicando en la India, el apóstol fue mandado llamar por Polimio, un poderoso
rey, que tenía una hija endemoniada. Una vez en la corte, el santo contempló
que tenían a la enferma atada con cadenas porque atacaba a mordiscos a cuentos
se acercaban a ella. San Bartolomé mandó entonces que libraran a la princesa de
las ataduras. Los criados del rey no se atrevían a desatarla, pero el santo
insistió: "Haced lo que os mando; no tengáis miedo; no os morderá, porque
ya tengo yo bien atado el demonio que la domina". Los criados desataron a
la joven, y ésta, en aquel mismo instante, quedó totalmente curada.
La tradición consiste en creencia popular
sepulvedana cree que hay una noche al año, la del 23 de agosto, en la que el
apóstol suelta al diablo de las cadenas que le atan, sucediéndose entonces el
rito de los "diablillos" que dura largo rato, hasta que, sobre las
diez y media de la noche, una última carrera de los seis diablillos, todos
juntos, cierra el acto. los diablillos vuelven a subir entonces hasta la
iglesia de San Bartolomé, porque se supone "que el santo vuelve a
atarles".
El origen de la
fiesta del diablillo se pierde en la noche de los tiempos. En Sepúlveda nadie
sabe, a ciencia cierta, su arranque, aunque las personas de mayor edad aseguran
que sus abuelos ya participaban en el rito. De hecho, es sabido que ni durante
la Guerra Civil española (1936 - 1939) se rompió la tradición. Con el paso de
los años, la fiesta ha ido evolucionando. Así, se perdieron las cadenas que
llevaba el diablillo en los tobillos, y también fue incrementándose
progresivamente el número de diablillos, pasando de uno a seis. En 2008, el
vestuario de los diablillos fue renovado.
En el siguiente vídeo de España Directo puede observarse cómo se vive esta fiesta: http://www.rtve.es/alacarta/videos/espana-directo/sepulveda-acechado-seis-diablillos/3702382/
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